1. Implantar hábitos saludables
Promueve la nutrición, ejercicio y descanso adecuados, creando rutinas de autocuidado que reduzcan los costes de personal y mejoren el rendimiento.
Con frecuencia, los seres humanos tendemos a pensar del siguiente modo: «Como no puedo cambiar lo grande, tampoco cambio lo pequeño». Esto es un error tan garrafal como enormes son los resultados que podemos conseguir introduciendo en nuestra vida algunos cambios casi imperceptibles.
Como demostró el sociólogo Daniel F. Chambliss tras pasar seis años analizando el comportamiento de los nadadores de élite, el secreto de la excelencia no está ni en las aptitudes innatas, ni en la fortaleza emocional, ni en el talento, ni en llevar a cabo cambios cuantitativos, ya que hacer más de lo mismo no conduce a la medalla. Por muchas horas que entrenes, llegado un punto no consigues mejoras significativas. ¿Cuál es entonces el secreto de los elegidos? Los pequeños cambios cualitativos. Para subir al podio has de trabajar un aspecto concreto de forma diferente a como lo hacías antes, de forma diferente a como lo hacen los demás.
Si el deporte que te gusta es la bici, quizá hayas oído hablar de sir Dave Brailsford. Hace apenas dos décadas, cuando el equipo de ciclismo de Gran Bretaña era tan malo que las marcas de bicicletas no querían venderles para que su imagen no se viera perjudicada, ficharon a este director de rendimiento que empezó a introducir innovaciones mínimas en todos los aspectos del ciclismo. Rediseñó los asientos para hacerlos más cómodos, aplicó alcohol a las ruedas para mejorar la tracción, buscó la tela ideal para los shorts… Después hizo lo mismo más allá de lo deportivo: cambió las almohadas de los ciclistas, contrató a un médico que les enseñó cómo lavarse las manos para no contraer resfriados, pintó de blanco el interior del camión que transportaba las bicicletas para detectar hasta la más pequeña partícula de polvo que pudiera adherirse a las ruedas… Cinco años después de implantar esta estrategia —llamada «agregación de ganancias marginales»—, el equipo se hizo en Pekín con un sorprendente 60 % de las medallas. Sus miembros comenzaron a ganar Tours de Francia y, en las siguientes olimpiadas en Londres, rompieron nueve récords olímpicos y siete récords mundiales.
Con el bienestar corporativo ocurre lo mismo. Un rendimiento prodigioso se debe a la confluencia de muchas pequeñas habilidades que se han practicado hasta convertirse primero en hábitos sueltos y, después, en un todo sintetizado. Ninguna de esas acciones tiene por sí misma nada de extraordinario ni de sobrehumano; pero, al ejecutarlas de manera sistemática y conjunta, generan la excelencia.
+ información en el libro LÍDER DEL BIENESTAR
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